martes, 8 de diciembre de 2009

La longevidad (texto en recuerdo de los clásicos)




Oh! fortuna, que das a los hombres terribles pesares y los juzgas con despecho, obedece hoy al curso de mis deseos y olvida sus rarezas, entiende con agudeza mi propósito y concédeme, te lo ruego, longevidad. No para ser extraño, fortuna, a la vista de los hombres, no para actuar sin cautela ni burlar los peligros de la muerte. Concédeme, fortuna variable, tiempo para conocer los secretos de este mar oscuro, tiempo para olvidar aquellos ojos voraces y descubrir entre la eternidad los secretos de este mundo, sumando años miles, como el tronco dotado de tal ventaja, que inmóvil es obligado a restar sentado bajo la sombra de una montaña, dame a mi, sin embargo; el poder del movimiento infinito!

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