sábado, 29 de septiembre de 2012

Ave desplomada

Que desolación, que desconcierto más enorme, este dolor punzante, todos esos recuerdos, esa ilusión y ese volar magnífico. La pasada madrugada, recibiendo hoy la cortante noticia, esa ave magnífica deja ya de volar, para siempre, donde el tiempo no tiene valor, donde la esperanza no habita, donde todo y todos reposan en cierto día convirtiendo el presente en pasado, el pasado en recuerdo, el recuerdo en historia y la historia en mito y del mito al olvido hay un paso muy estrecho. Tu, tan estimado amigo, hermano, jamás pasarás a olvido mientras yo habita este presente tan preciado. Esas olas que cortabas con amor, ese viento que impulsaba tus hinchadas alas, tus amigos y tus padres, tus amantes y tus novias, tus fantasmas, tus caricias; estamos todos con la vista entre tus jarcias  deshilachadas, desplumadas y desprendidas de su esplendor brillante. Es el tiempo, que no deja de pasar y al parecer, un instante vale más que mil años cuando en un segundo todo cambia, cuando entre un "tic" y un pesado "tac" todo se da la vuelta y el sol ya no amanece tan reinante. Hoy, el mundo parece que sonría un poco menos, más intenta engañado simular alguna mueca parecida, tan macabro, tan abstracto... Para algunos fueron los mejores años, la pubertad marinera, el aprender y el aprendiz, el enseñar y el aprender.
Surcaras los mares infinitos hasta el fin de los tiempos, en aquellos bellos océanos con antiguos compañeros, donde las aguas no terminan y las tripulaciones no fatigan, donde se contemplan cien ocasos cada día, donde descansan sin temor las anclas olvidadas. Y si bien todas las derrotas carecen de millas infinitas, algún día volveremos a izar tus alas, cuando tus mares y los nuestros se encuentren de manera inevitable.

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